Con el resultado tan claro conseguido en el partido de ida en tierras bávaras, llegaba el equipo muniqués con todo a favor para pasar a las semifinales de la presente edición de la Champions, unas semifinales alcanzadas en aquella memorable eliminatoria contra el Barcelona en el que en algunas fases lograron ser superiores, pero que las blaugrana supieron superar y presentarse en la final frente al OL en lo que fue la primera experiencia del conjunto catalán en la ronda final de la máxima competición continental.
Podría haberse pensado que el conjunto alemán podría reservar alguna de sus piezas importantes pensando, no tanto en ya tener en el saco la clasificación, sino especialmente pensando en la cita de este fin de semana en las semifinales de la Copa Alemana donde debe enfrentarse al Wolfsburgo, su máximo rival en Alemania, para un puesto en la final en lo que sería una importante estocada para las jugadoras del Wolfsburgo tras su reciente eliminación de la Champions.
Enfrente un conjunto sueco que venía de sufrir su clasificación en la Copa de Suecia donde tuvo que recurrir al valor doble de los goles logrados en campo contrario, al haberse dejado empatar un partido que antes del minuto 20 dominaba por 3 goles de diferencia. Las pupilas de Eidewall demostraron desde inicio el acierto del técnico alemán Scheuer de no reservar nada para la copa porque lo importante era asegurar la clasificación a partir de este partido, habida cuenta que las suecas, viendo lo que sucedió ayer en el enfrentamiento entre City y Barcelona, aparte de su ADN de no bajar nunca los brazos, intentaría sorprender a sus oponentes y dar la campanada.
Cierto es que el conjunto de Scheuer dominó el encuentro, especialmente fue capaz de tener ese balón que entregó de inicio al conjunto sueco, y ello de forma más plausible a partir del tanto logrado pasado el minuto veinte de partido que ponía la heroica local demasiado lejos en el electrónico. Si se veía difícil marcarles 3 goles a las muniquesas (la última vez casi no tiene cabida en nuestra retina en un enfrentamiento con el Wolfsburgo) más aún con el gol en campo contrario que las hacía necesitar de no menos de 5 goles para verse en semifinales.
Salió el Rosengard con una presión alta, a la vez que queriendo tener el esférico sin entregarlo como había sucedido en demasiadas ocasiones en el partido de ida en tierras alemanas. Teniendo como faro en el que intentar construir sus acciones en Jelena Cankovic, que ha cuajado una buena eliminatoria, intentaban acercarse a los dominios de Benkarth, que realmente, excepto en momentos muy puntuales solo tuvo que intervenir para dar seguridad en los centros que llegaban al área y en acciones donde pareció intimidar lo suficiente en el uno conta uno como para que no llegaran los disparos a puerta. Y es que las suecas no dejaron de intentarlo, siquiera con la eliminatoria perdida, pero sus acercamientos eran eso, balones cerca del área, balones incluso dentro del área, pero excepto en un disparo entre los tres palos que tuvo que repeler la cancerbera del conjunto alemán, no inquietaban suficiente ni tenían el peligro necesario para hacer pensar en que podrían irse de la Champions anotando algún gol.
De hecho, hay que irse al tiempo añadido del segundo tiempo para considerar que la opción más clara de gol fue una acción de continuación de un remate peinado que llegaría a la experimentada Seger, si bien la defensa sueca frente a Benkarth preferiría optar por un pase estéril al centro del área antes que por el claro disparo que tenía.
Por su parte, las bávaras, con un equipo que del último tercio en adelante intimida por la gran capacidad de trabajo que tiene sustentado en el equilibrio y calidad que les aporta Magull, bien secundada por sus compañeras, tuvieron suficiente con no dejar que las suecas las incomodaran, mataron la eliminatoria con un gol muy pronto y pudieron disponer de diferentes ocasiones que como en el caso de las locales no conseguían reflejar en el electrónico.
Quizás por esfuerzo y sensaciones lo más justo hubiera podido ser un empate, más si se ven las estadísticas muy parejas de ambos conjuntos, pero lo cierto es que quien estuvieron más acertadas fueron las alemanas que fueron justas vencedoras de la eliminatoria, donde no acabaron de ser exigidas, y que ahora deberán afrontar el difícil reto de una semifinales frente a las inglesas del Chelsea que se han mostrado hasta el momento como un equipo muy sólido que con una férrea defensa y una explosividad en ataque con el binomio Harden-Kerr que asusta por la efectividad que tienen, con una Kirby pletórica y un centro del campo que atesora mucho trabajo nada exento de calidad. Por no mencionar a Berger la cancerbera que parece haberse convertido en un muro solo a la altura de Paños y Roebuck.
Ficha técnica
FC Rosengard: Stephanie Labbe, K. Veje, G. Viggosdottir, E. Berglund, J. Wik, C. Seger, H. Bennison, Jelena Cankovic, S. Troelsgaard, F. Brown (M. Larsson 58’) y O Schough.
Entrenador: Jonas Eidewall.
FC Bayern: Laura Benkarth, H. Glas, M. Hegering (S. Boye 57‘), C. Wenninger, A. Ilestedt, S. Zadrazil (K. Vilhjalmsdottir 57‘), L. Magull (G. Corley 68‘), L. Beerensteyn, L. Dallmann, C. Simon (S. Laudehr 79‘) y L. Schüller (V. Asseyi 57‘).
Entrenador: Jens Scheuer.
Estadio: Venue Malmö IP.
Goles: 0-1 Schüller 22’.
Amonestaciones: Troelsgaard 60’, J. Wik 76’, Beerensteyn 81’, Seger 83’ y Dallmann 89’.
Colegiada: Olga Zadinová (Federacion Checa).
Asistentes: Maria Sukenikova (Federación Eslovaca) y Guadalupe Porras (Federacion Española).
Cuarta colegiada: Jana Adámková (Federación Checa).
Autor: Enric Solé Altarriba
Fotografía: FC Bayern de Munich