Toda final conlleva una carga emotiva superior a la de cualquier otro partido y esta sobredosis de sentimiento esta presente no sólo en los espectadores y seguidores, sino que también se hace palpable entre las que se están disputando el título, jugadoras, entrenadoras, cuerpo técnico, etc. Son noventa minutos donde las que consiguen arrimar la victoria a su lado, ademas de lograr el triunfo conquistan la gloria. Se convierten en leyenda y permanecen para siempre en la memoria del aficionado.
Son partidos épicos, sin duda, la hora y media de juego da para todo, para reír y para llorar, a veces parece que se ha comprimido en un segundo y en otras ocasiones que se ha estirado hasta dos horas o más, según el derrotero del choque. Hay fallos y aciertos, sí, como en todos los partidos, no obstante, con vértigo, con mucho mas vértigo. Por instantes tienes la copa bien aferrada con las dos manos y en un tris ves como se te escapa diluyéndose entre tus dedos. Emoción. Muchísima emoción.
17.550 espectadores dotaron al Estadio Nuevo Los Carmenes del colorido y del ambiente de las grandes citas, de las fiestas por todo lo alto, lógico, se trataba de la Final de la Copa de la Reina, donde como no puede ser de otro modo Su Majestad la Reina Doña Letizia presenció el encuentro desde el palco e hizo entrega del trofeo al finalizar el mismo. Ojalá la asistencia de autoridades no quede tan solo en la foto del día y el apoyo al deporte femenino, en este caso el fútbol, se prolongue y sea notorio con más fuerza.
Los aficionados rojiblancos eran mas numerosos que los blanquiazules, es normal, el viaje a Granada es mucho mas corto desde Madrid, sin embargo, los donostiarras se hacían notar con sus banderas, bufandas y con la fuerza de sus gargantas. Ya que estamos con los hinchas, hay algunas cosas que me gustaría comentar, una de ellas es la concurrencia perceptible y abundante de seguidores, por ambos bandos, que sí, que animan mucho y muy fuerte pero que no suelen hacer acto de presencia durante el resto de la temporada, y que empañan y empozoñan el ambiente con cánticos ofensivos e irrespetuosos que no se acostumbra a escuchar en otros partidos, es decir en ninguno de los que ellos no asisten. Es vergonzoso y rastrero que no se respete un minuto de silencio, sea por quien sea. Es triste que se utilice una canción, como arma arrojadiza, me refiero al Viva España, cuando hay de por medio un equipo vasco o catalán. Son importaciones nauseabundas procedentes del fútbol masculino que no tienen cabida en el fútbol femenino, ojo, que tampoco deberían mostrarse en el de chicos, aunque aquí parece que esta «normalizado y admitido«. Señores y señoras «hinchas fuertotes» no nos representan, no vengan a los estadios. No cumplen con el primer mandamiento al apoyar y animar a tu equipo, que es respetar al rival. ¿Es que no ven como se comportan las jugadoras antes, durante y después del partido? ¿Es que no ven que se trata de deporte y esto implica camaradería, amistad, respeto, diversión y alegría? ¿Es que no ven como sus jugadoras respetan a las colegiadas y acatan su criterio aunque se equivoquen? Tal vez, señoras y señores «hinchas fuertotes» ese sea el problema, que no ven.
Comenzó a rodar el esférico por el tapiz del Nuevo los Carmenes y el Atleti fiel a sus principios se apoderó de él como si lo poseyera. De sobra sabemos que el rojiblanco es un conjunto que elabora, que toca, que busca soluciones cuando el rival se echa atrás, bien sea por iniciativa propia o bien por la presión colchonera. La Real ni mucho menos parecía timorata a la hora de salvaguardar las redes que Quiñones. Defensa férrea y bien posicionada acompañada de velocidad y verticalidad en la salida, esa parecía ser la consigna de Arconada. Fruto de este vivir rondando el área blanquiazul llegó el primer gol de partido, Meseguer abrió a la banda derecha para Kenti, la mexicana centró, Esther remató y gol. Descrito de un modo muy sencillo, pero es que así fue y es que así ha sido en incontables ocasiones. Era el guion de siempre. La misma película.
Las chicas de Gonzalo Arconada decidieron que no, que estaban cansadas de asistir a la misma función, cogieron el libreto y lo tiraron a la basura, tres minutos mas tarde Palacios chutó desde fuera del área, el balón iba raso y no llevaba excesiva potencia, Lola se estiro bien y detuvo la pelota; aunque para sorpresa de todos volvió a aparecer tras haber pasado por debajo del cuerpo de la guarda redes atlética y colarse mansamente en la portería. Igualada, sería excesivo decir que casi sin querer la Real había revertido la situación, aunque lo cierto es que sin crear desasosiego en la defensa colchonera habían conseguido equilibrar la contienda. Para mí esto supuso un punto de inflexión. Un antes y un después. La Real Sociedad comenzó a creer con más ahínco y sus salidas llegasen o no al área contraria, transpiraban peligro. El Atlético de Madrid prosiguió asediando a Quiñones, creando o al menos intentando crear peligro y oportunidades. No obstante, las más claras acontecieron al otro lado del campo y llegaron propiciadas por Lola Gallardo que en varias ocasiones entregó el balón a jugadoras rivales que tal vez por la sorpresa del regalo no acertaron a concretar. La guardameta rojiblanca lo estaba pasando verdaderamente mal desde el gol adversario y era todo un manojo de nervios.
Tras el descanso, el Atleti no quería perder tiempo, Kenti corrió la banda como una centella y su centro lo remata Ludmila pero sin encontrar hueco en las redes. A partir de ahí la Real Sociedad comenzó a manejarse mejor, a controlar, a acostumbrarse a tener el balón más en sus pies. Parecían disponer de ideas mucho más claras, mas frescura, tanto es así que lograron ponerse por delante en el marcador. Centró Palacios, Baños dentro del área dejó para Nahikari y ésta impactó el balón con el fondo de las redes. Era el minuto sesenta. Alegría desbordada en el conjunto vasco.
Pocas veces hemos visto remar contra corriente al Atleti, el plan de Sánchez Vera fue refrescar las bandas, dio entrada a Falcón por Menayo y más tarde a Viola por Kenti, y las dos incidieron por sus flancos creando peligro, sobre todo Falcón. Hasta el final pudimos ver a un Atleti que se entregó en cuerpo y alma a la tarea de lograr un gol, y no escatimaron las colchoneras ni un ápice de esfuerzo y no cesaron de intentarlo una y otra vez aunque quizás de un modo más anárquico del que nos tienen acostumbrados sobre todo cuando el fatídico noventa amenazaba con mostrarse en el cronómetro. Se sucedieron las ocasiones, pero unas veces los palos, otras Quiñones, otras las defensas que estuvieron de fábula y otras el desacierto de las delanteras colchoneras, dieron al traste con las opciones atléticas de, al menos, alcanzar el empate. La Real Sociedad apretó los dientes en un intento de no dejar escapar la ventaja, cuajando un trabajo epopéyico, defendiendo el resultado con soltura o con coraje, según demandara la situación.
La Real Sociedad se convirtió en campeona de la Copa de la Reina con todo merecimiento, realizaron un partido muy completo, sabiendo sufrir cuando les toco hacerlo, con las ideas cristalinamente claras, creando peligro, haciendo daño cuando era menester y aguantando hasta el final los postreros envites del Atleti.
Enhorabuena Real Sociedad.
FICHA TÉCNICA
REAL SOCIEDAD: Quiñones, Iria, Mendoza, Beltran (Soldevilla 80´), Etxezarreta, Cardona (Manu 68´), Chini, Baños, Palacios (Olaizola 78´), Nahikari y Eizaguirre (Bautista 87´).
ENTRENADOR: Gonzalo Arconada
ATLETICO DE MADRID: Lola, Kenti (Calligaris 79´), Aleixandri, Tounkara, Menayo (Falcón 69´), Sosa, Meseguer (Olga García 87´), Amanda, Jeny, Esther (Dolores 90´) y Ludmila.
ENTRENADOR: Sánchez Vera
MARCADOR: 0-1 Esther min. 15. 1-1 Palacios min.18. 2-1 Nahikari min. 61.
COLEGIADA: Martínez Madrona. Amonestó con tarjeta amarilla a Tounkara min. 28, Chini min. 51 e Iraia min. 85.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografías: