A pesar de su juventud, Lidia hoy en día compagina tres profesiones totalmente diferentes que son, jugadora del Osasuna, farmacéutica y alcaldesa de un pueblo llamado Acedo (Navarra). La vida de Lidia sigue igual a pesar del confinamiento en casa, sigue trabajando en su farmacia sin bajar la guardia, atiende sus responsabilidades que tiene como alcaldesa de Acedo y también entrena en casa.
En el pueblo en el que es alcaldesa Lidia no ha habido por el momento muchos casos de Covid-19, pero eso no quiere decir que nadie haya bajado la guardia. Lidia comenzó su carrera futbolística a los 15 años en el Izarra, club en el que jugó hasta que cumplió 17 años. Con 19 años iba a fichar por el San Juan. Tras una única temporada en el San Juan, recaló en el Mulier, antes de dar el salto definitivo a Osasuna en la temporada 17-18 con 23 años.
La temporada pasada había cinco equipos fuertes, pero este año la liga a dado un giro increíble y este año hay muchísimas más competitividad. Este año está un poco más difícil que el año pasado el objetivo de poder pelear por el ascenso a la Primera Iberdrola. Lidia dice que se nota la clara diferencia que hay entre entrenar con tus compañeras en el terreno de juego a entrenar en casa. También que «no sería muy justo terminar la temporada ahora y que suba uno u otro equipo. Lo más justo es que se reanude, pero eso parece bastante complicado. No ve factible jugar partidos tras estar parados más de un mes«.
Alén no tiene casi descanso, ya que tiene que compaginar las tres profesiones que tiene. «Libro tan solo dos tardes a la semana en la farmacia para llegar bien a los entrenamientos con Osasuna y reunirme antes con el secretario. Al resto de entrenamientos llego tarde y los fines de semana me turno en la farmacia«.
Lidia Alén dice que uno de sus mejores momentos como futbolista fue el día en que jugaron en El Sadar el año pasado, en busca del ascenso a la Primera Iberdrola, a pesar de la victoria conseguida en el feudo rojillo, no lo supieron rematar en la vuelta. La ilusión para todas sería que hubiese la opción para que nos volvieran a abrir El Sadar y, por qué no, poder llenarlo y hacerlo un fortín como hace un año.
Autor: Ibai Fernández
Fotografía: Fátima Ortiz