Estaba en el ambiente que los malos resultados acabarían pasando factura, lo que no quedaba claro es a qué altura llegarían las consecuencias de que un histórico de la Primera Iberdrola como el Espanyol estuviera en lo más hondo de la clasificación con solo dos empates en diez jornadas.
Y al final, como sucede en el mundo del fútbol, quien paga los platos rotos de lo que a mi juicio ha sido un error de planificación, ha sido el entrenador. Un Salvador Jaspe, visto como un héroe la temporada pasada, y como un villano ésta.
Hace un año llegaba al banquillo del conjunto perico en sustitución de un Joan Bacardit que decidía dar un paso al lado, no sin antes vaticinar algo que cuando acudes a la Ciutat Esportiva Dani Jarque, no solo se huele en el ambiente, sino también y de especial trascendencia, en boca de aquellos aficionados del Espanyol que acuden cada fin de semana a animar a cualquier equipo del club, pero especialmente al femenino del club. Bacardit dijo “Cuando pasan muchos entrenadores y el problema persiste es que el problema no es del entrenador”. Y seguramente esté en lo cierto, o no, pero al final el público es soberano y quizás debería de hacérsele un poco de caso. Quizás por eso el Espanyol, aprovechando tanto la situación del equipo masculino como de las reuniones previstas para esta semana antes de la junta de accionistas, debería de plantearse algo más que la influencia o no del entrenador en la situación de un histórico.
Cierto es que empezar con derrota contra un recién ascendido en Abengondo, daba malos augurios y más en una tierra como la gallega propensa a creer en ellos. Desde entonces, solo los empates conseguidos contra el Betis y el Sporting Huelva, dos equipos con los que no parecía tener que disputarse puntos decisivos el conjunto perico que fue incapaz de superar a ambos conjuntos a pesar de haber jugado en casa. Por otro lado, ocho derrotas, y ello sin haberse aún enfrentado al líder y a dos equipos que están en la zona alta de la clasificación como son Levante y Logroño.
Además, todo ello en una temporada en la que el presupuesto que el Club destina al femenino se ha visto aumentado en un 30 por ciento, colocando a las jugadoras de la entidad en el umbral del salario que se está negociando como base en el Convenio Colectivo del Fútbol femenino. Precisamente esta temporada se han realizado fichajes que hacían pensar en una mejora de la plantilla respecto de la temporada anterior, y no puede atribuirse a esta situación haber perdido un puntal como Berta Pujadas, aunque cierto es que alguna de las nuevas incorporaciones, por unos u otros motivos, no están cumpliendo las expectativas depositadas al inicio de la pretemporada en ellas.
Además, el equipo se ha sido muy castigado por las lesiones, con la dificultad añadida de tener que vérselas sin sus tres porteras del primer equipo, las dos primera, Mimi y Mariajo por lesión y Keili por temas burocráticos, teniendo que recurrir a las porteras del filial. También las ausencias de Paula Moreno durante estas semanas y la acuciante falta de gol, pero sobre todo la alarmante falta de llegadas al área contraria, podían hacer presagiar un aumento de las dificultades en los partidos en una temporada donde todos los equipos se han reforzado y se nota el auge de la preparación de los conjuntos de esta liga.
Al final la parte débil en este mundo del fútbol es el entrenador, los responsables de la planificación miran hacia otro lado cuando el mundo del fútbol va o debería de ir hacia otro lado, esa globalidad que bien entendida debería de permitir a los entrenadores participar de la planificación en todos los sentidos, o establecer la figura del manager que tan bien funciona normalmente en Inglaterra, pero lo que no parece justo es que solo una persona pague los platos de decisiones de más de uno, y más teniendo en cuenta que muchas de esas decisiones se toman des de más arriba, pero aquellos siempre mantienen su puesto. Es fútbol y conociendo a Salvador, seguro lo entiende porque lo ha vivido en otros momentos de su vida en su piel, otra cosa es que sea justo.
El Espanyol necesitaba un cambio, está claro, ahora veremos si es un acierto que ese cambio haya sido el relevo en el banquillo, veremos de cuanta exigencia y como se responde a ella por las jugadoras en gran parte también responsables de la situación porque al final son las que saltan sobre el verde cada fin de semana, y veremos si la directiva está a la altura de un histórico de nuestro futbol. Si no es así no habrá servido de nada. Primero hay que reconocer los errores, y a partir de ahí construir un futuro mejor para nuestro querido Espanyol.
Autor: Enric Solé Altarriba
Fotografía: Lorena Peña
Foto de interior: Jordi Vinuesa