Partido más que interesante el que se jugaba en tierras vascas, se enfrentaban el SD Éibar y el Atlético de Madrid. Los tres puntos podían decidir mucho, tómese esta frase con la rotundidad que ejercen las diez jornadas que se han disputado hasta el momento. Es decir, no nos engañemos, resta un mundo.
Sí, un universo, pero sumar un pleno a las locales las coloca en una zona cómoda, y desde esa posición el futuro se vislumbra de un modo diferente, sin agobios, sin esa necesidad que a veces parece una camisa tres tallas más pequeñas de tanto que aprieta. Para las visitantes, igual de importantes. En su carrera por estar arriba no pueden permitirse la «generosidad» de regalar puntos. El altruismo, normalmente, no tiene buena rima con fútbol.
Diferentes proposiciones
Así la situación, la pelotita se inició en la tarea de conocer el verde. Las protagonistas se afanaron en imponer sus propuestas. El Éibar con un juego directo, intentando llegar a los dominios de Gallardo por la vía rápida, sin demasiadas transiciones. El Atlético de Madrid planteaba otra idea, la combinación, las asociaciones, la triangulación como llave para alcanzar la zona peligrosa.
Muy poco duró la alternancia ideológica. A los cinco minutos Maitane puso en ventaja a las colchoneras. Golpe temprano y decisivo, la tendencia resultante tan solo tenía un color, el rojiblanco. El entramado en el medio del campo imposibilitaba cualquier acción por parte local. No eran esos todos los males, el control visitante se convertía en incuestionable. Ludmila tuvo dos oportunidades muy claras de elevar la diferencia.
Latorre en el 23 se vistió de sutileza virtuosa y aumentó el casillero. Justicia por lo que se presenciaba. Las de la orilla del Manzanares imponían su postulado, dando trabajo y mucho a la retaguardia local; a la vez minimizando los intentos de su vanguardia.
El control y la inclinación del terreno
El inicio del segundo acto se convirtió en una guerra de guerrillas, un corre calles frenético. Era la nueva táctica del Éibar, convencido quizás de que no podría igualar la técnica rival. El problema fue que el Atlético no se arrugó e igualó la intensidad. Duró poco. A los 58 minutos Deyna aclaró dudas con un golpeo fuera del alcance de la arquera granota. El gol supuso la vuelta a la «pausa», dominio y control rojiblanco. Se jugaba como querían las del escudo con la osa y el madroño. Inclinando continuamente el terreno hacia el lado local.
Tan solo en los últimos cinco minutos el Éibar mostró verdadera sensación de peligro, de algún modo encontró la fórmula para deshacer el pegamento rojiblanco en el centro, abrir a banda e intentar colocar balones con vitola de susto dentro del área. Consumíamos las últimas vueltas del segundero, poco margen para soñar con hazañas propias de héroes griegos, en este caso de amazonas. Aunque la amenaza llegó a los dominios de Gallardo, esta se encargó de neutralizarla con solvencia.
El Atleti cuajó un buen partido, muy completo, sin un resquicio para el infortunio. Tres puntos muy valiosos. El Éibar nunca encontró las maneras, siempre se perdió, al menos un poco, en los caminos que transitó.
FICHA TÉCNICA
SD ÉIBAR – Mieres, Matlou, Vergés, Puyi (Campos 69´), Álvarez, Elorza, Aparicio, Esteve, Altonaga (Llompart 79´), Kuki y Kundananji (Teresa 46´).
ENTRENADORA – Ana Junyent
ATLÉTICO DE MADRID – Gallardo, Aleixandri, Van Dongen (Amanda 69´), Frisbie, Menayo, Sheyla (Simon 69´), Deyna (Ajibade 77´), Maitane, Leicy, Ludmila (Carmen 80´) y Latorre (Iglesias 77´).
ENTRENADOR – Óscar Fernández
GOLES – 0-1 Maitane 5´. 0-2 Latorre 23´. 0-3 Deyna 58´.
COLEGIADA – Marta Frías
AMONESTACIONES – Se mostraron dos tarjetas amarillas, una para Sheila 33´y otra para Altonaga 35´.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografía: At. Madrid