La página web de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha sido atacada por un ciberdelincuente. Esta gente utiliza sus conocimientos e inteligencia para hacer mal a los demás. Mejor le vendría al mundo que fuera en beneficio de todos.
El caso es que este individuo ha sacado a subasta los datos recopilados. Claro, un dinerillo nunca viene mal, pero éticamente es reprobable cuando perjudica a las personas. Evidentemente, la palabra escrúpulos no existe en su diccionario. El hacker asegura que en estos datos a los que ha tenido acceso incluyen información de contacto de futbolistas y árbitros del balompié nacional, entre otras personas, suponemos que medios de comunicación como Reinas del balón también.
Ladrón de la intimidad ajena. Esa es una buena definición para él.
Según hemos podido conocer, el ataque informático fue a finales del mes de mayo, lo que llevó a la Federación a informar a sus empleados, recomendando el cambio de las contraseñas de acceso a los correos electrónicos. Desde entonces, el máximo organismo futbolístico español ha ido estableciendo mayores medidas de control.
El hacker, que ha sacado a subasta los datos recopilados, afirma que cuenta con 689 tablas de información que incluyen «importantes contactos del fútbol español». Será cierto o puede que no, pero ahí está el órdago. A cambio pide el pago en rublos rusos, pese a que en los últimos años este tipo de actividades suele demandar el abono en criptomonedas, como bitcoin, por la mayor dificultad de rastreo de estas por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
La Real Federación Española de Fútbol ha admitido el ataque, aunque resta importancia al valor de la información conseguida por el delincuente. Señala que la mayor parte de los datos que este podría disponer ya son públicos.
En cualquier caso, es un delito reprobable. En las manos de todos está neutralizarlo. Tan sencillo como no participar en esa subasta virtual.
¿Conocen la leyenda de Lady Godiva? Esta es una alegoría a la solidaridad contra la ambición y la falta de escrúpulos. Hagamos igual.
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