Como todos ustedes saben, hoy es el Día Internacional de la Mujer. Un día que no tenía que ser especial. Debería ser todo el año. Los seres humanos, ya sean hombres o mujeres, somos o deberíamos ser iguales, y tener los mismo derechos y deberes. Por desgracia, no se trata de la misma manera a un sexo que al otro. En casi todos los colectivos es así y en la mayoría de las civilizaciones también lo es.
En Reinas del balón empoderamos la figura de la mujer futbolista. Ese es nuestro objetivo. Si existiese algo tan básico como es la igualdad, no seríamos tan necesarios, pero sí lo somos, porque somos un medio de comunicación por la igualdad de género.
Igualdad de género. Qué bonita frase, ¿no creen? A las personas influyentes, aquellas que tienen capacidad para revertir la situación, les gusta tanto como a nosotros. Sin embargo, por desgracia, se olvidan el resto del año de ella. Debemos ser constantes no solo mujeres, también hombres, para equilibrar la balanza.
¿Necesidad u obligación?
En ocasiones, nos equivocamos de camino cuando obligamos a tener una paridad en los puestos de cualquier organización o empresa. Es un camino equivocado. La igualdad de género no se logra con la imposición, sino con la igualdad de oportunidades. Así de simple. En algunas ocasiones las personas más competentes pueden ser hombres y en otras mujeres. Demos a estas últimas las mismas posibilidades y formaremos mejores instituciones, gremios o colectivos, cualesquiera que sean. Haremos con ello un mundo mejor, una sociedad civilizada y moderna, de la que podremos estar orgullosos, nosotros y las nuevas generaciones. Trabajemos en la educación, esta es vital para evitar agresiones machistas, es fundamental.
¿Y en el fútbol femenino?
Las futbolistas no se escapan a esa discriminación. Poco a poco, vamos avanzando camino a la igualdad, pero el sendero es largo y, en ocasiones, se ponen trabas que lo convierten en tortuoso. Tienen la misma capacidad Jennifer Hermoso que Messi, por poner un ejemplo. Entonces, ¿por qué esa diferencia de condiciones laborales, entre las cuales incluimos el salario, claro? Nada lo justifica, excepto una cortedad de miras de aquellos que lo hacen posible.
Por desgracia, mientras continúe todo por los mismos derroteros serán necesarias las reivindicaciones, pero tenemos que luchar todas y todos para hacerlas realidad cada día de nuestra vida.
El fútbol femenino se distingue por su nobleza y un mayor sacrificio debido a la merma de oportunidades.
El CD Getafe femenino convocó un concurso de microrrelatos sobre esta tan hermosa como poco valorada categoría futbolística. Reinas del balón ha colaborado en esta iniciativa y les mostramos estas pequeñas obras de arte. Con ello queremos premiar aún más a las personas que han decidido escribir sobre el fútbol femenino.
Estos son los tres textos ganadores:
Emigrantes del balón
Estaba tan tranquila, con la mano aguantando el mentón y el codo apoyado en la ventanilla, cuando mi mirada quiso engañarme. Hacía como que observaba el paisaje, pero a la vista solo tenía recuerdos. Volví a pensar, por enésima vez, en todo lo que dejaba atrás de esta larga carretera. Me cuesta hacerme a la idea de que no les volveré a ver. Al menos, no como antes.
Después de tantos años juntos, hemos tenido que separar nuestros caminos… Bueno, he sido yo quien ha tenido que cambiar de sendero. Atrás dejo incontables horas de risas, de abrazos, de bailes, de confidencias, de charlas con amigos… Atrás quedan sus consejos, en el campo y fuera de él. Y los míos, que también los echarán de menos. Atrás dejamos los regates, los «uy» al unísono de los chuts que fueron al larguero, el cachondeo tras las caídas en los entrenamientos, pero también esas manos siempre dispuestas a levantarte… Atrás quedan nuestras celebraciones de los goles, los aplausos tras las paradas y los pulgares arriba por los pases al hueco. Atrás dejo el entusiasmo de aquella grada tan fiel, con sus tambores y sus bufandas girando inagotables en el aire. Atrás se queda la familia que formamos… Al menos, sé que ellos seguirán cuidando del escudo en mi nombre.
Además, no puedo fallarles. Confían en mí, puede que más que yo ahora mismo. Confían en que llegaré a ser una gran jugadora, pero… Una nueva ciudad, un nuevo club, mi primera vez con compañeras… No será fácil, aunque creo que saldrá bien. De todas formas, era mi única opción para seguir disfrutando de esta aventura tan bonita que es ser futbolista. En fin, sea donde sea, ¡siempre lo daré todo! A las que dejaron atrás su tierra para poder crecer como futbolistas.
Autor: Ángel González Ramos
Un balón azul
Ahí estaba Sara. Una mano tomando la de su padre. La otra, agarrando un balón. Sólo tenía 6 años, pero había tenido claro cuál es el regalo que quería para su cumpleaños: un balón azul, como la camiseta de su equipo. Siempre había visto los partidos con su papá, en televisión, a veces en el campo. Mamá los acompañaba, ¡por supuesto! Si Sara lo disfrutaba ella también.
Siempre tuvo claro que quería jugar al fútbol. Dar patadas al balón de un campo a otro, pelear hasta el final y justo cuando viera las redes, encajarlo. Con más años lo entendió, así era la vida, seguir, rodar, continuar con todo, porque se puede, porque hay que estar preparado para todo en la vida, para ganar y también para perder. Pero siempre en conjunto, junto a tu equipo (tu familia) y siempre respetando a los demás, al contrincante.
Ahora, con su padre de la mano, se dirigía al campo, hacia su sueño. A aprender, a jugar, a divertirse, a crecer. Porque le habían dicho que su equipo, los de la camiseta azul, tenían un equipo de chicas. También uno de chicos. Se sentía libre y feliz. Preparada y acompañada por los suyos. Llegaba al campo… ¡Dale, Sara!
Autora: María Vásquez
La deportividad
—¿Estás nerviosa? —preguntó Marta.
-Un poco —contestó Laura.
Ambas jugadoras se atan las botas junto a sus compañeras, en el vestuario visitante, momentos antes del partido decisivo. La charla táctica es breve, mucha tensión y poco que decir. Sus rostros denotan concentración y nerviosismo a partes iguales.
—¡Cabeza y remamos juntas, ¿de acuerdo?! —grita su capitana.
La grada ruge desde el minuto uno para llevar a sus jugadoras en volandas. Las locales se juegan la permanencia, las visitantes el ansiado ascenso. No es momento para arriesgar, una pérdida de balón puede ser decisiva. La árbitra da por finalizado un primer tiempo con empate y sin apenas ocasiones.
—¡Hoy es el día, el sueño por el que tanto hemos trabajado! Lo vamos a dar todo en la segunda parte y, pase lo que pase, ¡vamos a salir con la cabeza bien alta! —las palabras de la entrenadora resuenan en el vestuario.
Comienza la segunda parte, no cabe especular. Se suceden las llegadas en ambas porterías. Últimos instantes y Marta se saca de la chistera un pase al hueco que deja a Laura sola frente a la última zaguera del equipo rival. La afición empuja con todas sus fuerzas. Ambas jugadoras se encuentran en línea de tres cuartos, Laura debe sortear a su rival y encarar la portería contraria. En plena carrera mira a su oponente y descubre en su rostro un gesto de dolor, se acaba de romper. Laura se detiene y lanza el balón fuera. La afición lamenta la ocasión perdida mientras ella corre a ayudar a su rival. Levanta a la jugadora, introduce la cabeza bajo su brazo y le ayuda a abandonar el campo entre aplausos y alguna que otra lágrima de emoción.
El fútbol femenino es respeto, es humildad, es nobleza, es compañerismo, es solidaridad.
Autor: Álvaro Prieto
Enhorabuena a los ganadores.
¡Feliz Día a todas las mujeres del mundo!
Autor: Luis Fernando Ramos
Fotografía: Isa Plaza