Marcador inmaculado para Estados Unidos y Australia en un empate con sabor a cuartos para ambos bandos.
Estados Unidos se clasifica como segunda de grupo por un gol de diferencia sobre Australia, que sería tercera del grupo G.
Muy mal se tienen que alinear los astros para que las aussies no pasen a cuartos de final. Para que ocurra la hecatombe, Japón debe ganar a Chile y uno de los siguientes escenarios debe producirse: o bien que China gane a Países Bajos por entre 4 y 8 goles, o bien Zambia debe ganar a Brasil por 6 goles. Cosas improbables, pero no imposibles, tal y como hemos visto en las dos jornadas anteriores.
ESTADOS UNIDOS 0 – AUSTRALIA 0
Partido dominado por las australianas desde los primeros compases. El progreso de las Matildas desde que Tony Gustavsson asumió el mando es más que palpable, como ya se pudo ver en el partido contra Suecia.
El balón fue en todo momento de las australianas, con las estadounidenses dejándose llevar por el ritmo que imprimían las rivales. Llámalo estrategia o llámalo cabeza fría, el caso es que las de las barras y las estrellas sabían que, ganasen o perdiesen, eran segundas de grupo y que, si Australia no les aguaba los planes, lo sensato era guardar fuerzas para el partido del viernes.
La primera jugada de peligro la generaba Morgan en una contra. La delantera de Orlando Pride esprintaba desde su propio campo hasta colarse en el área rival. Micah supo salir muy bien a cubrir hueco, forzando el error de la atacante, que remató al cuerpo de la guardameta.
Minutos más tarde, Carpenter colgaba un balón al área, que Fowler remataba de cabeza, pero el esférico terminaba estrellándose contra el travesaño.
Morgan fue la más activa al ataque de su selección, aunque la linier se empeñaba en señalarle el banderín a la primera de cambio.
De hecho, la jugadora llegó a anotar un gol que tuvo que ser revisado por el VAR. El gol fue anulado por la posición del codo de la jugadora.
Posesión australiana
Las australianas achuchaban por momentos en el área rival. Sin embargo, las Matildas, que suelen estar más cómodas jugando al contraataque, se veían abrumadas por la posesión del balón. Por momentos no sabías si realmente no encontraban opciones de llegar a puerta o si, como sus rivales, ya estaban pensando en el partido del viernes y estaban reservando piernas.
El empate, con todo el sabor a cuartos, parecía convencer a ambas selecciones. Por momentos el partido se vio sumido en el tedio, sin ninguna jugadora aussie dispuesta a romper la defensa rival.
Sam Kerr se vio relegada a tratar de abrir huecos para sus compañeras, y por momentos fue una empresa imposible. Tanto Sauerbrunn como Dunn, Davidson y O’Hara fueron quienes mostraron su versión en la selección estadounidense.
Cuanto más pasaban los minutos, más quedaba claro que las dos selecciones se conformaban con el resultado. Durante un breve tramo, las de Estados Unidos jugaron a contrapresionar y consiguieron someter a las australianas, pero a parte de forzar un par de pérdidas de balón, esto no fue a más.
Morgan de nuevo trataba de buscar la ventaja en el marcador, pero el banderín de la linier seguía siendo su mayor enemigo. Quitando un par de intentos por su parte y una contra de Press, la defensa australiana jugó un partido muy tranquilo.
Letargo en los minutos finales
A medida que se consumían los minutos, las Matildas ya empezaban a pelotear sin ningún tipo de presión. Por su parte, las estadounidenses llevaban buena parte del partido con el piloto automático, más pendientes de la hora que de otra cosa.
El juego se volvió plomizo y me imagino que más de uno en su casa estaría también pidiendo la hora.
Los cambios se sucedían, más por perder tiempo y por dar descanso a las jugadoras que para introducir nuevas estrategias sobre el terreno de juego. El empate tenía a ambas selecciones en una posición cómoda, con el sabor a cuartos en los labios.
Países Bajos o Brasil serán el rival a batir para las estadounidenses en cuartos de final.
Todos contentos con el empate
Tras el partido, Vlatko Andonovski declaraba que todo había ido acorde al plan establecido: “Vinimos con las ideas claras: el primer objetivo era ganar el partido, el segundo era hacer una buena actuación profesional”.
“Fue una gran prueba para nosotros, ver que las jugadoras pueden seguir el plan al pie de la letra. El próximo partido tenemos claro que hay que ganarlo, así que sabemos que el plan que les presentemos a las jugadoras sabrán ejecutarlo a la perfección”.
Alex Morgan reafirmaba las palabras de su seleccionador: “Es fácil adaptarse a lo que Vlatko quiere de nosotras en cada partido. Tácticamente hubo ligeros cambios en este partido, pero tenemos la profesionalidad y la experiencia suficiente para poder solventarlo. Enfrentarnos a equipos como Australia, que nos exige al máximo, lo que hace es reforzarnos”.
Para Tony Gustavsson, tener conocimiento previo del rival les dio mucha ventaja: “Cuanto más sabes sobre tu rival, más te ayuda. Lo único que me sorprendió un poco fue que fueron pasivas en la presión y eso es algo que no estamos acostumbrados a ver. Lo normal es que sean muy muy agresivas al ataque”.
FICHA DEL PARTIDO
Estados Unidos: Naeher (P), Dunn, Davidson, Sauerbrunn (C), O’Hara, S. Mewis (Horan, min. 65), Ertz, Lavelle (K. Mewis, min. 87), Rapinoe (Heath, min. 65), Press (Williams, min. 74) y Morgan (Lloyd, min. 74).
Entrenador: Vlatko Andonovski.
Australia: Micah (P), Logarzo (Cooney-Cross, min. 61), Polkinghorne, Carpenter, Catley, Yallop, Van Egmond, Kennedy, Fowler, Simon (Gielnik, min. 84) y Kerr (C).
Entrenador: Tony Gustavsson.
Árbitra: Anastasia Pustovoitova.
Partido disputado en Kashima Soccer Stadium, Kashima (Ibaraki).
Incidencias: Tarjeta amarilla a Rapinoe (Estados Unidos, min. 38), tarjeta amarilla a Cooney-Cross (Australia, min. 69) y tarjeta amarilla a Lavelle (Estados Unidos, min. 72).
Autora: Marga Martín
Fotografía: Matildas
Fotografía interior: U.S. Soccer WNT