Volvió el fútbol femenino, manifestarán algunos, la verdad es que nunca se fue, cuando menos de los corazones y del deseo de los seguidores. Retornó, eso si, la competición. El balón de la Champions rodó por fin en San Mames, de una Champions especial, las razones son resabidas. Es una pena que los dos equipos españoles se tuvieran que emparejar, era lindo pensar en que lo hicieran más tarde, mucho más tarde. El consuelo en estas situaciones es obvio, al menos uno de ellos conseguirá el pasaporte para la siguiente ronda.
Los titulares y prácticamente la totalidad de la crónica de muchos avispados futurólogos estaba ya preparada, a falta de la rúbrica. Complicado esto de vaticinar lo que ocurrirá, aunque siempre conlleva su ápice de diversión. En mi opinión, y desde la absoluta humildad, en esta competición a un solo partido y viniendo de las circunstancias tan extraordinarias por las que hemos pasado, y por las que aún seguimos transcurriendo, más allá del nombre, de la categoría de las jugadoras y del potencial futbolístico, considero muy importante el estado en el que cada conjunto se plantaba en el Pais Vasco. Y eso estaba por ver.
A tenor de esto, el Atlético de Madrid parecía víctima asegurada, carne de cañón del rodillo azulgrana. Su presencia en el torneo era poco menos que testimonial. Y había factores que aportaban créditos a esta teoría, ya que entre lesiones, sanciones, jugadoras que se fueron, jugadoras que vinieron, positivos del covid, escasas sesiones de entrenamiento; era tarea de titanes hacer reconocible la alineación colchonera, y mirar al banquillo consistía en… bueno en realidad en algo sencillo ya que tan solo había seis jugadoras. Con todo este cóctel se presentó el Atléti en el mullido césped de San Mamés. Por otro lado, el Barcelona era totalmente reconocible, despliegue de estrellas para dar luz en la tarde bilbaína.
Mucho, pero mucho le costo a las catalanas hacerse con el triunfo, nada más y nada menos que ochenta minutos, eso, y el acierto de su entrenador al dar entrada a Mariona que aportó frescura e ideas a un conjunto que fue claro dominador pero que dio la sensación de que el propósito lo tenia claro aunque no tanto el modo de conseguirlo. Enfrente estaba el Atleti ordenado y con el mantra de si no podemos marcar al menos que no nos marquen. Y lo consiguió, bueno, no lo hizo, pero la apariencia fue esa. No hubo grandes sustos, algún sustito en la meta colchonera, y sustito de categoría leve tirando a muy leve en los alrededores de Sandra Paños.
Se me antoja que el entrenador del Atleti estuvo en un poco lento a la hora de realizar los cambios en orden de revitalizar y dinamizar al equipo, que con el paso de los minutos se veía cada vez más pesado. El Barcelona es justo vencedor ya que llevó el peso del encuentro, la iniciativa y el control del esférico, adoleció cosa lógica, de la frescura y el tacto que te dan la sucesión de encuentros. Dominó aunque no consiguió meter en la cueva a las colchoneras, insistió sin dudar en la tarea hasta que capturó el pasaporte a semifinales. A partir de ese momento, los diez minutos restantes volaron del reloj y por tanto las azulgranas viajarán a la siguiente ronda donde ya esta esperando el Wolfsburgo. Se prevee otro duelo espectacular.
Las colchoneras vuelven a Madrid rumiando en sus cabezas la idea de qué hubiera ocurrido si hubieran contado con la totalidad de sus efectivos. La vida es como es y así hay que tomarla. No hay más.
Enhorabuena para el Barcelona.
FICHA TÉCNICA
BARCELONA – Paños, Torrejón, Pereira, Mapi, Leila, Hamraoui, Alexia (Losada 91´), Martens (Mariona 63´), Graham, Oshoala (Bonmati 82´) y Jenni.
ENTRENADOR – L. Cortés
ATLÉTICO DE MADRID – Lindahl, Guagni, Tounkara, Merel, Menayo (Laurent 72´), Strom, Amanda, Moore, Knaak (Chidiac 88´), Sosa (Anita 88´) y Duggan.
ENTRENADOR – D. González
GOLES – 1- 0 Hamraoui 80´.
ÁRBITRA – Stephanie Frappart
TARJETAS – Amarilla para la rojiblanca Guagni min. 23.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografía: FC Barcelona