Han sido varios años turbulentos para el Rayo Vallecano femenino. Sobre todo para las futbolistas. Pero no ha sido hasta la recién pasada temporada 2021/22, cuando todo acabó por desmoronarse y explotar definitivamente por los aires.
La situación era insostenible
Este diario, ya se hizo eco en su día, de la precaria situación por la que estaban pasando las jugadoras del Rayo.
Inspección de trabajo ha dado la razón a las jugadoras
Cuatro futbolistas del primer equipo, no recibieron algunos sueldos, que previamente estaban pactados, y garantizados, a través del Convenio Colectivo. Este mismo, establece en su artículo número 23, que «Deben percibir como mínimo la cantidad bruta anual de 16.000 euros a tiempo completo, o en su caso, la cantidad proporcional que corresponda, en función de la jornada pactada con la o las futbolistas” no pudiendo ser en ningún caso inferior a los 12000 euros.
Muchas irregularidades
A lo largo del curso, han sido muchos los problemas que han tenido que ir afrontando las jugadoras, incluso para sobrevivir. Las futbolistas que no residen en Madrid, vieron como se les cortaban los suministros básicos para subsistir, a la vez que fueron echadas de sus casas, por el impago de los alquileres, teniendo que haber sido alojadas en apartahoteles de urgencia, ya que se veían literalmente en la calle.
Dos jugadoras llegadas del filial tampoco fueron dadas de alta
Pese a haber estado convocadas para jugar 12 encuentros, ya que sólo contando con ese requisito, tenían derecho a percibir el salario mínimo citado anteriormente.
Descenso e impotencia
Todas estas circunstancias han propiciado que el Rayo Femenino haya ido cayendo en picado cada jornada que pasaba, bajo la impotencia de las propias jugadoras, que veían que eran incapaces de solventar la situación, que como consecuencia ha llevado al Rayo a bajar de categoría. Un hecho, entre otros tantos, que ha provocado la salida de tres futbolistas del primer equipo.
Autora: Sora Garay
Fotografía: Rayo Vallecano