La Roja dejó buenas sensaciones en el segundo choque en los Juegos Olímpicos, no fue suficiente para lograr nada positivo, ni siquiera un punto, ante Canadá, pero sí al menos abandonó el verde con el orgullo intacto y la autoestima a mejor nivel.
Superioridad canadiense al inicio
Canadá fue superior, no hay duda. Lo era a priori sobre el papel y lo demostró en el tapete. El comienzo de las del norte de América fue arrollador, en los primeros minutos dejaron patente su poderío ofensivo y las excelentes prestaciones del conjunto. La mejor aliada de las chilenas en estos compases fue la suerte, ese elemento tan necesario en la vida y cómo no en el fútbol. Las canadienses de blanco inmaculado consiguieron rápidamente encontrar el fondo de las redes rojas, la alegría fue perecedera, ya que la colegiada anuló el gol por falta previa. No acabó aquí el atosigamiento canadiense ni la fortuna roja, poco después la dueña del silbato decretó penalti, parecía que Canadá edificaría su victoria a partir del lanzamiento, pero no fue así, el balón se encontró con el poste y el cero a cero continuaba resplandeciendo en el cielo nipón.
Llegaron los goles
Chile se asentaba en el terreno, sin producir ofensivamente, pero basándose en la serenidad, con la certeza de que el transcurrir de los minutos era una baza a su favor. Canadá con la experiencia por bandera continuó porfiando en la idea de encontrar las mallas rivales, sin que la caída lenta e inexorable de los segundos influyera sobremanera en el ánimo colectivo.
La suerte, siempre sin apego a nada, cambió de bando, un mal despeje de la defensa roja fue a concluir con el balón en los pies de Beckie, que en esta ocasión acertó y puso en ventaja a Canadá.
A la vuelta del descanso la situación se complicó, las canadienses doblaban la ventaja. Dos a cero, tintes de pesadilla, apariencia de losa monumental, preludio de goleada. La presión hundía a la roja, el agobio era pegajoso, achicar agua y apretar los dientes era la consigna, entonces surgió la magia, saltó la chispa, una contra concluyó con penal favorable a la Roja. Las jugadoras por fin tomaron aire, el aliento se serenó. Araya anotó el que supuso el primer gol de Chile en los Juegos Olímpicos. Historia escrita con trabajo, esfuerzo y sudor.
En la conclusión casi se produce el milagro
La recompensa pudo ser aún mayor, porque las chilenas no bajaron los brazos y ya en el alargue disfrutaron de una ocasión magnífica para igualar, la suerte volvió a mudar de colores y la pelota se hizo amiga del larguero, evitando las tablas.
Ganar es maravilloso, perder no siempre significa ser derrotado.
FICHA TÉCNICA
Chile: Endler, Guerrero, Sáez, Pardo (Grez 90´), Araya, Lara, López (Acuña 85´), Aedo, Balmaceda, Urrutia y Zamora.
Canadá: Sheridan, Zardosky, Buchanan, Lawrence, Grosso (Quinn 61´), Scott, Fleming, Riviere, Prince (Rose 61´), Beckie y Sinclair.
Goles: 1-0 Beckie 38´. 2-0 Beckie 47´. 2-1 Araya 57´(p).
Colegiada: Esther Staubli (Sui)
Asistentes: Katrin Rafalski (Ale) y Susanne Kung (Sui)
Cuarta colegiada: María Rivet (Mri)
Tarjetas amarillas: Pardo 19´ y López 64´para Chile, y por Canadá Scott 79´.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografías: Selección de Chile