Ni la dimisión de Luis Rubiales como presidente de la RFEF, ni el cese de Jorge Vilda como seleccionador parece contentar a las campeonas del mundo. Así se lo han notificado a la federación.
Estas 23 futbolistas y otras 18 más consideran los cambios habidos como “insuficientes”. Piden que “los cambios sean profundos y estructurales”. No parece que a ellas les convenza Montse Tomé. Apuntaban más a nombres como el de José Luis Sánchez Vera.
Todo llega en un momento muy complicado, ya que hoy mismo, Montse Tomé, la nueva seleccionadora, debe dar la lista de convocadas para los partidos ante Suecia y Suiza, de los días 22 y 26, correspondientes a la UEFA Women’s Nations League,
¿Y ahora qué?
A Montse Tomé le queda un tremendo dilema. Si no las convoca presentaría a una débil España a esos encuentros. En cambio, si decide convocarlas y ellas se niegan a ir a la selección posiblemente serían sancionadas con la retirada de la licencia durante 2 a 5 años. No podrían jugar ni en sus clubes.
Vistas así las cosas, lo mejor es pedir concordia a las partes y que esta absurda situación se resuelva. Al menos de momento, dada la urgencia de unos compromisos que debe jugar España si no quiere ser sancionada duramente por la UEFA.
Una relación rota
Mal comenzaría la seleccionadora si las ignora por no desear estas ser convocadas. Su deber es citarlas en la lista por ser las mejores, no el de ser un títere nada más empezar en el cargo. El de ellas jugar y defender la camiseta y el escudo de su nación. Nunca suplir las labores de su entrenadora que, además, es la primera mujer en toda la historia de la absoluta. Más adelante, las futbolistas tienen tiempo para reivindicar cosas, pero jamás deben perjudicar tan seriamente a su selección. Las futbolistas se autodenominan profesionales, juegan en una liga que lo es, ahora solo falta que prediquen con el ejemplo. De no ser así, todo el mundo saldría perjudicado. Ellas las primeras.
Autor: Luis Fernando Ramos
Fotografía: RFEF