Esta tarde han comparecido ante los medios de comunicación, de manera telemática, Jorge Vilda y Jennifer Hermoso. La rueda de prensa se celebraba en el Hampden Park de Glasgow. En esa bella y fría ciudad deberá jugar mañana la selección española el partido correspondiente a la Fase Final de clasificación para el Mundial 2023. Un evento que por primera vez en la historia tendrá dos sedes, Australia y Nueva Zelanda. Si la Roja vence al combinado escocés logrará el pase.
El partido de ida lo jugaron en el imponente Estadio de La Cartuja de Sevilla. Fue un partido de celebraciones y homenajes. Una gran fiesta. En los prolegómenos del mismo, Alexia Putellas dedicó al público asistente el Balón de Oro con que había sido galardona una semana antes. Para rematar la faena, España destrozó a Escocia goleándola 8-0.
Por aquel entonces, la selección del Whisky, las faldas y las gaitas, sufría varias ausencias notables. Ahora está al completo. Su peligro es mayor aún al jugar de local.
España continúa con su larga racha triunfal que le ha llevado a situarse como la número siete del mundo en el ranking FIFA. Y es que la selección española no pierde desde que lo hiciera en la SheBelieves Cup ante Estados Unidos. Además, solo ha encajado dos tantos. El pasado 12 de febrero, la alemana Lea Schuler en la Arnold Clark Cup. El otro tanto encajado fue el de la brasileña Geyse hace cuatro días.
Al técnico español se le notaba tranquilo y satisfecho por los resultados obtenidos en los últimos años. Le preguntamos si el empate ante Brasil podía ser beneficioso para rebajar la euforia de la plantilla de cara a compromisos más importantes. Vilda aseguró que el equipo siempre quiere ganar todos los partidos. «Nosotras somos las primeras en marcarnos la máxima exigencia con vistas al futuro«. Además, aseguró que la Escocia de mañana será muy distinta a la que jugó en Sevilla.
Por su parte, Jennifer Hermoso destacó el buen ambiente del vestuario y quiso poner en relieve la importancia del enccuentro de mañana.
Autor: Luis Fernando Ramos
Fotografía: Marga Martín