Se decía de este partido que es aquél que ninguna selección quiere jugar, al ser la final de consolación y después de haber sido apeadas del Mundial justo a las puertas de la gran final. Pero resultó todo lo contrario, un partido frenético, con constantes idas y venidas que tuvo dos partes bien diferenciadas.
Suecia compareció al verde con ganas de reinventarse y demostrar que haber llegado a semifinales no había sido por casualidad. Habían superado la fase de grupos donde se habían tenido que ver las caras con Estados Unidos, y luego apearon del Mundial a dos grandes favoritas como Canadá y Alemania para acabar cediendo en la prórroga en semifinales frente a la actual campeona de Europa. Y empezó el partido con una selección sueca con una presión alta que asfixiaba la salida de balón prevista por Neville. Una presión y una concentración que les permitió ponerse por delante en el electrónico, primero con un gran disparo de Asllani que aprovechó perfectamente un mal rechace de Greenwood dentro del área, y después gracias a un excelente gol de Jakobsson, y es que la jugadora del Montpellier cruzó magistralmente un balón con el ángulo perfecto ante la pasividad de la defensa inglesa.
Las inglesas que habían saltado al terreno de juego con cierto desánimo, quizás más tocadas por no haber conseguido clasificarse para la final y quizás por la hora parecía que estuvieren aún en la hora del té, y se dejaron comer terreno por las contrarias y a partir de ahí tuvieron que remar a contracorriente.
Las inglesas una y otra vez tropezaban con la disposición defensiva trazada por Gerhardsson y no lograban enlazar con las centrocampistas, con lo que White no conseguía recibir ningún balón en condiciones e Inglaterra tenía que destinar más esfuerzos en las tareas defensivas que no en hacer llegar el balón con peligro a la zona ofensiva.
Pero las inglesas empezaron a disfrutar de más espacios en cuanto, llegada la media hora, las suecas comenzaron a notar el calor y los minutos acumulados a lo largo de todo el torneo. Fruto de ello empezaron las primeras llegadas con peligro, si bien las inglesas no conseguían rematar de forma acertada hasta que apareció Kirby quien, después de un gran regate dentro del área, cruzaba el balón imposible y fuera del alcance de Lindahl. Y antes del descanso parecía que volvían las tablas al marcador, cuando White, que siempre aparece y finaliza de forma certera, controló un balón dentro del área y después de un tira y afloja con la defensora escandinava cruzaba perfectamente el balón ante la mirada de Lindahl. No obstante, como ya le ocurriese en la semifinal frente a Estados Unidos, el VAR anuló el gol al haber apreciado que en el giro sobre la defensora se había aprovechado del brazo para alejar ligeramente el balón de la sueca y con ello haber facilitado la acción del gol. Difícil de ver, más difícil de apreciar pero para eso está el VAR.
Se presentaba un segundo tiempo apasionante, con un equipo inglés recuperado de su flojo inicio de partido. Éste volvió de vestuarios con la lección bien aprendida, y es que cabe suponer que Neville, después de haberle visto anotar diferentes cosas a lo largo del primer tiempo, dio las instrucciones necesarias para poder superar la presión de las suecas. Cierto es también el hecho de que el cansancio había hecho mella en las de amarillo, que además habían tenido que hacer el primer cambio por lesión de Rolfo, en el primer tiempo, y en el descanso Asllani, que ya había sido sorprendente que pudiese disputar el encuentro después del percance sufrido por la misma en la semifinal. Sólo le quedaba un cambio al conjunto sueco, mientras que tenían al menos 45 minutos por delante, con un equipo inglés más fresco por las rotaciones a lo largo del Mundial y con el hambre de conseguir sacar algo positivo del partido.
Y no decepcionó para nada, con una Inglaterra dominando el balón y el tempo del partido y unas suecas que se encomendaron a sacar algún balón a la contra. Las jugadoras de Neville se acercaron con peligro frente al marco de Lindahl, aunque no encontraban la decisión acertada o más certera para llevar el balón hasta el fondo de las mallas. Fueron más con corazón que con cabeza, pero lo dieron todo y no se dejaron nada dentro buscando el balón que al menos las llevara a la prórroga. Las inglesas se fueron al ataque con todo, introduciendo casi todas las opciones que tenían para realizar el juego ofensivo, pero quizás ello también les llevó a una cierta precipitación en algunas de esas acciones, aún con tiempo por delante. Quizás pesaba más sobre los hombros de las inglesas el haber sido situadas entre las máximas aspirantes, mientras que Suecia no tenía esa presión y parecía más deseosa de la medalla de bronce y por ello se vaciaron en defensa, con casi todos los elementos en contra, pero se vaciaron en las ayudas, en las basculaciones y en las coberturas y no dejaron de correr.
Todo podía haber cambiado por ambos lados. Primero del lado inglés con un disparo de Carney, que había ingresado en el rectángulo de juego en los últimos 20 minutos en su despedida de la selección, y que desde la misma línea de gol sacaba con la cabeza Fischer. Del lado sueco, una contra en el último suspiro del partido bien conducido por Zigiotti que no consiguió superar a una acertada Telford.
Con el silbato final la alegría de las suecas, entre las que Sieger se despedía de la selección después de disfrutar de doscientas internacionalidades, así como seguramente la despedida de Lindahl después de ir convocada en cinco mundiales y haber disputado activamente en cuatro de ellos.
Quizás no fueron muy acertadas las declaraciones de Neville después del partido, quizás más fruto de una segunda derrota consecutiva para acabar en cuatro lugar el Mundial. Este fútbol, nuestro futbol merece siempre un partido para el tercer y cuarto lugar. Se gane o se pierda porque quien gana es el fútbol, un fútbol espectacular el desplegado, cada uno con sus armas ambos combinados nacionales. Gracias a ambas por todas estas emociones y por demostrar que el fútbol es fútbol lo juegue quien lo juegue porque hay un rectángulo, un balón y 22 jugador@s en liza. No hay más.
FICHA TÉCNICA
Alineaciones:
Inglaterra: Carly Telford, Lucy Bronze, Steph Houghton, Abbie McManus (Rachel Daly 83’), Alex Greenwood, Fran Kirby, Jill Scott, Jade Moore, Nikita Parris (Karen Carney 74’), Ellen White y Beth Mead (Jodie Taylor 50’).
Suecia: Hedvig Lindahl, Hanna Glas, Nilla Fischer, Linda Sembrant, Magdalena Eriksson, Nathalie Bjorn (Amanda Ilestedt 72’), Kosovare Asllani (Julia Zigiotti 46’), Caroline Seger, Sofía Jakobsson, Stina Blackstenius y Fridolina Rolfo (Lina Hurtig 27’).
Goles: 0-1 Asllani 11’, 0-2 Jakobsson 22’, 1-2 Kirby 31’.
Colegiada: Anastasia Pustovoytova (Rusia).
Asistentes: Ekaterina Kurochkina (Rusia) y Petruta Iugulescu (Romania).
Cuarta Colegiada: Kate Jacewicz (Australia).
Árbitros asistentes de vídeo: Félix Zwayer (Alemania), Kathryn Nesbitt (USA), Bastian Dankert (Alemania).
Árbitro asistente de reserva: Chantal Boudreau (Canadá).
Estadio de Niza
Asistencia: 20316 espectadores.
Autor: Enric Solé Altarriba
Fotografía: Lorena Peña