La segunda jornada del campeonato europeo sub-19 alza el telón, es decir se acabaron las bromas si es que alguna vez las hubo. Esta fecha la denominó como «revisión del pasaporte y la maleta» porque alguno de los participantes pueden ya, a falta de un encuentro, decir adiós a la competición. De igual modo, algunas selecciones aseguran su participación en la siguiente ronda cuando todavía les restan noventa minutos por jugar.
Bélgica y Alemania llegaban a esta cita de un modo totalmente distinto, como la noche y el día. Las anfitrionas sufrieron un varapalo considerable a manos, tal vez sería más adecuado decir a pies, de sus vecinas, Paises Bajos. El tres a cero cosechado no dejó dudas sobre el juego, las de naranja fueron superiores y aparcaron a las belgas a las puertas… a las puertas de la salida. Vamos que no se pueden ir a casa porque ya lo están. Las alemanas aparecen en el compromiso con la euforia en las plantas altas, desarbolaron a Austria desplegando buen juego y virtudes a toneladas.
Los indicios auguraban otra victoria teutona, aunque esto es fútbol y ya sabemos que el esférico es más caprichoso que un niño mal criado. Todo podría suceder
Miedo y equilibrio
Tal como iniciaron el choque, parecía que Alemania iba a golear en tan solo cinco minutos, algo así como coser y cantar, pero con el mínimo esfuerzo. La zaga belga regaló dos ocasiones con una generosidad que ni la madre Teresa de Calcuta. Ambas se fueron al limbo, las oportunidades me refiero, de puro milagro. La retaguardia era un flan, tan solo la falta de puntería germana evitaban una carnicería a las primeras de cambio.
Pasados esos segundos de desconcierto, la retaguardia local se fue serenando ayudadas por la brega de las mediocampistas que disputaban cada pelota como si se tratara de la última croqueta de la ración. Las imprecisiones en la zona ancha eran frecuentes, algunas de ellas propias, la mayoría propiciadas por el acoso del enemigo. El partido se igualó, se niveló tanto que en ocasiones y de no ser por el color de las camisetas, no sabríamos decir quien era la favorita y quien la victima propiciatoria. Tanto fue así que Bélgica no tenía reparos para acercarse al área alemana, de un modo aseado, con estilo y con vocación de peligro. Claro que todo esto tiene un inconveniente, se llama contra, y a veces es letal. Ocurrió cuando la primera mitad estaba cerca de ser finiquitada. Balón en profundidad, lucha entre defensoras y atacante y balón que finalmente descansa en las redes cual tierno infante tras una agotadora tarde de juego.
¿Era previsible? Si. ¿Merecido? Yo no me atrevería a asegurarlo. Aunque, ¡qué más da! El uno a cero ponía en ventaja a las teutonas y suponía una rémora con la que las belgas tenían que lidiar.
Se desató el infierno
El segundo acto Alemania lo inicio con más precisión en sus pases, hubo una calma predecesora de la tormenta donde el conjunto alemán se desenvolvió con la elegancia de la sencillez. El balón circulaba entre sus botas con una naturalidad aplastante. La ventaja se duplicó tomando tinte de sentencia, entonces las belgas tocaron arrebato y se lanzaron a por el área contraria. Con más de media hora por delante aquello se convirtió en un delicioso infierno. ¡Qué manera de luchar! Las veintidós jugadoras compartían el mismo pensamiento, simple y demoledor: coger el balón y plantarse frente a la portería rival. ¡Qué esfuerzo tan titánico! Desde la comodidad del sofá, tan solo observando, perdí dos kilos. ¿Ellas? No puedo ni imaginarlo. ¡Qué entrega!
La banda derecha belga se convirtió en una autopista por donde entraban las camisetas rojas como kamikazes, lastima que ningún centro obtuviera la recompensa de encontrar una receptora que pudiera alojarlo en las redes. No obstante, las contras alemanas cortaban el aliento, sin descanso, condenando a la apatía al ostracismo.
Alemania se quedo con los tres puntos y en una posición muy ventajosa en la clasificación. No puedo decir que Bélgica perdiera, cuando has dejado hasta el último miligramo de energía sobre el césped y has peleado hasta la extenuación no se puede hablar de derrota, obviamente el botín no se ha conseguido, pero el orgullo permanece intacto.
FICHA TÉCNICA
Alemania: Adamczyk, D. Acikgoz, Veit, Diehm, Gloning (Hils 46´), Sehitler (Szenk 88´), Platner, I. Acikgoz, Kett (Deutsch 75´), Alber (Janzen 80´) y Nachtigall (Bartz 46´).
D.T.: Kathrin Peter
Bélgica: Covent, Lievens (Francois 65´), Humartus, Littel, Vanhoudt, Bosteels (Ademi 84´), Detruyer, Helsen (Matte 75´), Ampoorter (De Meester 65´), Jacobs y Boutiebi (Rosala 65´).
D.T.: Xavier Donnay
Goles: 1-0 Kett (37′). 2-0 Alber (52′).
Colegiada: Frida Klarlund
Amonestaciones: Tarjeta amarilla para Helsen y Nachtigall.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografía: UEFA