A veces el fútbol es caprichoso, y Chile vivió uno de estos partidos para olvidar, en los que maldices con todas tus ansias al deporte que amas. Pero qué le vamos a hacer, el fútbol es así: once contra once y 90 minutos que reparten alegrías y tristezas; y lamentablemente para la afición chilena, ayer les tocó vivir la parte triste del fútbol, y todo por un larguero en el 87′.
Antes del trágico final, las chilenas saltaban al campo conscientes de que tenían en frente al rival más flojo del grupo al rival idóneo para conseguir ganar el partido por una diferencia de tres goles, hecho que les permitiría pasar a octavos de final.
Mordiendo, así salieron las de la Roja, yendo a cada balón, luchando hasta el último metro de césped, siendo agresivas en ataque. Pero ello no les sirvió para marcar el primer gol. En toda la primera mitad el marcador se mantuvo como al principio, y eso que Chile la tuvo en el 10′ gracias a un córner bien cabeceado que salvó la zaga en primer lugar y el palo a posteriori.
Sólo quedaban 45′ y el reto de anotar tres goles y no recibir ninguno. Y esta vez sí, el ahinco de las chilenas encontró recompensa en forma de gol: un buen centro de Zamora desde el lateral permitía a Aedo llegar desde segunda línea y culminar un golpeo raso cruzado que, de nuevo se estrellaba en el poste, pero la fortuna esta vez quiso que rebotase en la guardameta y entrase. 1-0 y casi 45′ por delante; el sueño era posible, sólo hacía falta persistir.
Persistió Chile y 20′ después marcaba el segundo: Yesenia puso un balón con precisión milimétrica en la cabeza de Urrutia, que sólo tuvo que peinar el esférico para que entrase en la red. Con el 2-0 cualquiera hubiese apostado porque el tercero iba a llegar tarde o temprano; las tailandesas no se jugaban nada y las chilenas tenían en sus botas la opción de clasificarse para octavos en su primer Mundial. Y pareció que el sueño se iba a cumplir en el 84′, cuando la incansable Urrutia enganchaba una vaselina que superaba a la guardameta, pero las chilenas no contaban con la aparición de Chinwong que le sacó las castañas a su equipo. Pero la jugada no acabó ahí, porqué igual que nadie esperaba a la defensa tailandesa, tampoco nadie imaginó que la colegiada acabaría señalando penalti tras mirar el VAR. Chile lo tenía, dependía todo de ellas: 3′ para el final y un penalti que valía una clasificación, y aquí es cuando el fútbol pasa de ser ilusión y alegría a tristeza y llantos. Y todo en los escasos centímetros que separan el esférico del larguero, seguro que Lara aún le está dando vueltas…
No pudo ser, el balón no quiso entrar y los 7′ de añadido no fueron suficientes para la Roja, que aún parecían no creer lo que acababa de pasar.
FICHA TÉCNICA:
Tailandia: Boonsing, Chinwong, Phancha, Khueanpet, Intamee (Chuchuen 73′), Nild, Phetwiset (Saenkhun 90+1′), Srangthaisong, Thongsombut (Waenngoen 58′), Sornsai y Sung-Ngoen
Entrenador: Nuengrutai Srathongvian
Chile: Endler, Soto, Guerrero, Lara, Araya (Grez 46′; Rojas 88′), Urrutia, Aedo, López, Sáez, Zamora y Balmaceda
Entrenador: José Letelier
Árbitra: Anna-Marie Keighley (NZL)
Asistentes: Sara Jones (NZL) y María Salamasina (ITA)
Cuarta árbitra: Gladys Lengwe (ZAM)
Goles: 0-1 W. Boonsing 48′ (GPM), 0-2 Urrutia 80′
Autor: Aarón Sánchez Velasco
Fotografía: Jordi Vinuesa