¡Señoras y señores el mayor espectáculo del mundo, en cuanto a fútbol femenino de selecciones se refiere, ha comenzado!
Sí, la pelota ya ha repartido alegrías y decepciones en esta edición del Mundial. Australia y Nueva Zelanda son las sedes donde los sueños descansan imaginando las epopeyas más gloriosas.
Cierto es que desde España la vista no nos alcanza, que no podían haber ido a jugar más lejos, pero nada impide que la emoción que genera la competición nos desborde el espíritu.
Australia e Irlanda suben el telón en el grupo B, a priori uno de esos denominados de la muerte, ya que comparten aventura con Nigeria y Canadá. Para las europeas supone el debut en la competición, aunque no por ello parecen adolecer de bisoñez. Las australianas cuentan con la motivación extra de ser las anfitrionas, aunque esto es reversible y unas veces es favorable y otras una carga demasiado pesada. Veremos. De cualquier manera este primer partido se presenta emocionante.
Tal como se esperaba
De inicio el reparto de papeles fue el siguiente: Australia con la exigencia de jugar en casa ante su hinchada se quedó con el rol de dominante, el balón fue suyo. La República de Irlanda se adjudicó, como era de esperar, el cometido de conjunto que espera atrás, sin pretensiones ofensivas descocadas.
Planteado así parece sencillo, cuando se profundiza un poco nos damos cuenta que el entramado es un poco más complejo. Irlanda era un equipo que aunque no disponía de la pelota y prácticamente no pisaba el terreo rival, sabía muy bien lo que estaba ejecutando. El plan era bueno y a medida que los minutos transcurrían y no es que nada sucediera en el marcador, es que tampoco el agobio rondó su área, la idea se convertía en más brillante. De bueno, el plan se transformó en excelente.
Australia monopolizó el balón, intentó de todas las maneras posibles penetrar en las telarañas verdes. No hubo modo, tanto es así que la primera ocasión a la que se le adjetivó con un ¡Uy! en mayúsculas aconteció alrededor de la media hora de juego. Con todo emergía un peligro para las locales, que las irlandesas montaran una contra con acierto y desencadenaran un infierno. Por otro lado, el desgaste de poseer el esférico y no acertar con la red rival podría pasar factura, agotando las ideas y enturbiando la posibilidad de crear ocaciones.
Llegó el descando y la persona encargada del marcador continuó sin mover un dedo.
¿Y si todo cambiara?
El guion para el segundo acto parecía el mismo, al menos es lo que nos indicaban los movimientos ejecutados por las protagonistas, aunque el destino nos tenía preparada una sorpresa. Penalti a favor de Australia en el mintuo 52. El lanzamiento desde el punto fatídico se estampó contra las redes y el uno a cero impregnó los corazones de la mayoría de los más de setenta y cinco mil espectadores en alegría efervescente. Unos pocos, los hinchas irlandeses, apretaron los dientes.
El horizonte habia cambiado, las estrategias previas y las consignas del vestuario tuvieron que ser arrojadas a la papelera y abrazar unas nuevas. La República de Irlanda poco a poco fue pisando terreno contrario, llegando con tal vez más ansia que cabeza, pero acercandose. Para el último cuarto de hora aquello se trocó definitivamente. Las llegadas eran casi continuas, los balones divididos se impregnaban de verde, la concentración tuvo que ser máxima en la retaguardia amarilla. Cada córner europeo creaba más tensión que un relato del maestro Poe. La guardameta local tuvo que emplearse a fondo en varias situaciones. El empate no es que tocara a la puerta, es que amenazaba con derrumbarla. Finalmente, no ocurrio nada, nada favorable a las aspiraciones irlandesas, el uno a cero fue suficiente para que los tres puntos fueran saboreados por Australia. El grupo de la muerte ha comenzado. ¡Sálvese quién pueda!
FICHA TÉCNICA
Australia: Arnold, Catley, Kennedy, Hunt, Carpenter, Vine (Van Edmong 75´), Raso, Gorry, Cooney-Cross, Foord y Fowler (Polkinghorne 84´).
D.T.: Tony Gustavsson
República de Irlanda: Brosnan, Quinn, Fahey, Connolly, Littlejohn, O’Sullivan, McCabe, Payne, Farrelly (Larkin 63´), Carusa (Atkinson 87´) y Sheva (Quinn 63´).
D.T.: Vera Pauw
Goles: 1-0 Catley (52′ pen.)
Colegiada: Edina Alves Batista
Amonestaciones: Tarjeta amarilla para O’Sullivan
Autor: Emilio Mahugo
Fotografías: FIFAWWC