Nigeria se siente orgullosa de poder afirmar que ha accedido a todas las fases finales de los mundiales. ¿Cuántas pueden decir lo mismo? No importa, el caso es que ellas lo han logrado. Tan solo en dos ocasiones consiguieron saltar la espinada barrera de la etapa inicial. Por ello y pese haber quedado encuadradas en un grupo, el B, fuerte y complicado, están dispuestas a dar ese paso de gigante y una vez en marcha no parar hasta lo más alto. El camino estará lleno de dificultades, así es desde el inicio, pero no esta prohibido soñar y mucho menos creer en tus posibilidades.
El debut de las africanas tendrá lugar el día 21 de julio y se verán las caras con un combinado llamado a ocupar puestos de honor: Canadá. Primera piedra en el camino de dificultad extrema. La segunda cita el 27 de julio nada más y nada menos que contra Australia, que aparte de su calidad cuenta con el extra de jugar de anfitriona. ¿Podría ser más difícil? Podría, aunque para el cierre del grupo la intensidad baja un poquito, el rival será la República de Irlanda y la fecha el 31 de julio.
Randy Waldrum, entrenador de Nigeria, cuenta con una dilatada experiencia internacional y está convencido de que sus jugadoras pueden enfrentarse con garantías de victoria a cualquier combinado. «La verdad es que da miedo, los dos primeros partidos van a ser infernales«. Fueron sus declaraciones al conocer el sorteo. Aun así, derrocha optimismo y confianza. Es fiel al cuatro dos tres uno, o al menos es su esquema favorito, dotando a sus pupilas de movilidad casi absoluta en el césped.
El bloque nigeriano es solido y solvente, se podrían destacar varias jugadoras, entre ellas destaca Asisat Oshoala y Uchenna Kanu. Las dos ocupan puestos de vanguardia y deberían asegurar una renta importante de goles. Ambas llegan en un momento pleno de madurez, lo que unido a su clase las convierte en letales.
Las esperanzas nigerianas no tienen techo, veremos cuando el balón comience a insinuarse si el equipo tampoco.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografía: FIFA WWC