Alemania y Nigeria daban el tiro de salida a la fase del KO en este Mundial. Estos octavos se iniciaban en Grenoble con un lleno absoluto. Las alemanas se habían clasificado con solvencia con tres victorias en tres partidos del Grupo B, mientras que Nigeria se había clasificado como tercera de su grupo, con una victoria en su haber. Del lado alemán Popp cumplía 100 internacionalidades, mientras que en Nigeria Onome Ebi celebraba su quinto mundial: con los 14 partidos disputados se convertía en la jugadora africana con más mundiales y partidos en las citas mundialistas.
Las alemanas se marcaron como objetivo tener el balón y desde el inicio lo hicieron. No obstante, cierto es que el primer acercamiento a portería vino a cargo de un tímido remate del conjunto nigeriano que acabó en córner, solventado por la cancerbera alemana. El poderío alemán, con unas jugadoras muy potentes físicamente, se fue imponiendo sobre el verde de Grenoble y alcanzó su punto máximo en el primer gol. Alexandra Popp celebraba sus cien internacionalidades rematando de cabeza un córner des del lado izquierdo del ataque teutón.
Alemania siguió empujando esta vez gracias a una nueva intervención del VAR, que avisó a la colegiada para que consultase el monitor. Acabó señalando la pena máxima por una acción controvertida: la defensa nigeriana contactó con la rodilla de Magull después de despejar el balón y sin que pudiera nuevamente recuperar el mismo. En este Mundial estas acciones se señalan como penalti. Una pena máxima que no desaprovecharía la excelente jugadora del Bayern Dabritz para separar a su selección de la nigeriana en el electrónico.
El segundo acto llego conjuntamente con a las primeras sustituciones, destacando la modificación introducida por Nigeria, que buscaba la velocidad de Ajibade para intentar revertir el marcador. Así fue: la jugadora nigeriana generó la primera gran ocasión propiciada por una buena conducción, que su compañera Oparanozie no llegó a rematar en el segundo palo. Las alemanas ya no estaban tan cómodas como en el primer tiempo, pero a Nigeria le faltaba la precisión en los pases y se centraba en los desplazamientos al área. Un ir y venir donde las nigerianas intentaban poner la velocidad, pero olvidando a su vez una precisión de la que sí gozaban las alemanas.
Las Halcones seguían buscando como derribar la muralla alemana, pero la zaga no conseguía segundas jugadas. En parte también porque el equipo nigeriano seguía partido en dos y las centrocampistas no estaban suficientemente cerca de generar peligro. Nigeria seguía con el querer pero no encontrar la forma de acercarse en el marcador y las alemanas seguían cómodamente asentadas en el marcador. La sentencia llegó en un error defensivo en el que la zaga nigeriana entregó el balón a Schueller, que cruzó su disparo para evitar la estirada de la portera Nnadozie. Con el tercero se acabó la andadura de las africanas en este Mundial en el que siempre dieron la sensación de poder dar más, pero sin concretarlo sobre el rectángulo de juego. En frente a la todopoderosa Alemania si no das tu mejor versión, el camino de casa está marcado casi desde inicio.
FICHA TÉCNICA:
Alemania: Almuth Schult, Sara Doorsoun-Khajeh, Verena Schweers (Carolin Simon 46’), Marina Hegering, Giulia Gwinn, Melanie Leupolz (Klaus Bühl 46’), Sara Dabritz, Lina Magull (Lena Oberdorf 69’), Svenja Huth, Alexandra Popp y Lea Schueller.
Nigeria: Chiamaka Nnadozie, Chidinma Okeke, Onome Ebi, Evelyn Nwabuoku (Rasheedat Ajibade 46’), Osinachi Ohale, Francisca Ordega, Halimatu Ayinde, Ngozi Okobi, Uchena Kanu (Alice Ogebe 84’), Chinwendu Ihezuo (Chinaza Uchendu 75’), Desire Oparanozie.
Goles: 1-0 Popp 20’, 2-0 Däbritz 27’ (P), 3-0 Lea Schueller 82’.
Colegiada: Yoshimi Yamashita (Japon).
Asistentes: Naomi Teshirogi y Makoto Bozono (Japón).
Cuarta Colegiada: Casey Reibelt (Australia).
Árbitros asistentes de vídeo: Carlos del Cerro Grande y José María Sánchez (España) y Mayte Chávez (México).
Árbitro asistente de reserva: Maiko Hagio (Japón).
Stade des Alpes – Grenoble
Asistencia: 17988 espectadores.
Autor: Enric Solé Altarriba
Imagen: Jordi Vinuesa