Óscar Fernández ha dejado de ser entrenador del Atlético de Madrid. Ese es el titular, sin más. ¿Sorpresivo? ¿Precipitado? Pudiera parecerlo, aunque si entramos en un análisis un poco más profundo nos daremos cuenta de que era una cuerda demasiado tensa y que más tarde o temprano acabaría por romperse. ¿El resultado en el derbi precipita la toma de decisiones? No, es algo que se venía cociendo a fuego lento, por supuesto es una ocasión estupenda para rescindir el compromiso, que aunque nunca es agradable destituir a un entrenador, siempre resulta más lógico hacerlo tras una derrota, bien es cierto que hemos visto muchísimas cosas, algunas de ellas totalmente esperpénticas. No es el caso. Óscar ha sido fruta madura.
Más allá de los resultados y de la posición en la tabla, siendo estas cuestiones importantes, el Atlético de Madrid con Óscar al frente nunca tuvo el empaque de equipo poderoso, siempre pareció estar buscando una identidad; una perdida o una nueva. Las colchoneras venían de desmantelar un equipo campeón transitando por unos años de mediocridad, con fichajes que denominarlos poco acertados es hacerles un favor, sin encontrar a nadie que se pusiera al timòn y enmendara el rumbo.
La campaña anterior sí que pareció que las rojiblancas atinaban con las incorporaciones. Talento, sobre todo nacional, jugadoras con buen pie y con juventud. ¿Qué falló? ¿Por qué no fueron capaces de alcanzar los puestos de Liga de Campeones? Gran parte de culpa la tiene lógicamente el encargado de poner orden, el entrenador. Y en este caso Óscar no estuvo acertado. El Atleti no transmitía. De acuerdo que el fútbol es muy caprichoso y que hay cientos de factores que delimitan el éxito, la decepción o el fracaso. También es cierto que dos penaltis de estos que tan solo ve la colegiada, o cuando menos discutibles, allá en el campo vecino durante dos encuentros consecutivos al final del curso impidieron que las jugadoras de la orilla del Manzanares alcanzan la tercera plaza.
De no haber ocurrido aquello estaríamos hablando de objetivo cumplido. O también, si alguna jugadora colchonera hubiera sabido el reglamento a la hora de lanzar un penalti volveríamos a mencionar aquello de metal alcanzada. Pero no, no se juzga a Óscar por los detalles. Esto ha de quedar claro.
Para esta nueva campaña el Atleti continúa reforzándose óptimamente, consiguiento una pléyade de jugadoras de excelente nivel. Aun así el Atleti sigue sin dar la talla, sin jugar bien al fútbol de un modo regular. Y esto es lo que va en contra del entrenador. No se vislumbraba atisbo de cambi0, de mejora; resultados y lesiones al margen.
¿Y ahora qué? Pues lo de siempre, una cara nueva en el banquillo, nueva ilusión, nuevas expectaciones entre las jugadoras y el deseo de que todo salga bien. En fútbol, en algunas situaciones, está ya todo inventado.
Autor: Emilio Mahugo
Fotografía: At. Madrid