La fase de grupos quedó atrás, esa etapa donde un tropiezo es salvable, donde cualquier piedra en el camino que sea propensa al traspiés puede ser solventada. Todo eso es historia, no importa si costó mucho la clasificación o resultó similar a un plácido paseo por el parque. El momento es ahora. La gloria o la vuelta a casa se confunden enredadas en una maraña de deseos.
Francia y Marruecos. Marruecos y Francia. La potencia contra la alternativa. ¿Quién no es capaz de dar por favorita a las europeas? ¿Quién puede asegurar que las africanas no darán la gran campanada? El olvido en la sima de la indiferencia o el nombre grabado en el siguiente ciclo. Todo se diluirá en noventa minutos, o para desgaste de corazones, en ciento veinte, o, y aquí ya habría que utilizar palabras en mayúsculas en una tanda de penaltis. Llegados a este punto los desfibriladores se frotan las manos. Y todo esto con Australia en el horizonte.
Primero las azules. Después… las azules
El ritmo inicial, obviamente hablamos de los minutos de tanteo, fue moderado, ni las unas ni las otras se lanzaron a la captura de las redes rivales con el cuchillo entre los dientes. Eso sí, enseguida apreciamos que Francia llevaba la iniciativa, que poco a poco las galas se hacían egoístas y querían el balón constantemente. El primer gol resultó madrugador, un autentico golazo, no ya por el último toque, un cabezazo simple y solitario, lo maravilloso fue la totalidad de la jugada. Pases, movimientos, apertura a banda, centro al corazón del área y gol. ¡La maravilla!
Los planes de Marruecos se resquebrajaban. Al poco se rompieron del todo. No mucho más tarde la cuestión era cómo resistir hasta el noventa sin sufrir una debacle epopéyica. Todo esto hacia la mitad de la primera parte y con Francia que parecía que todavía no se había despeinado. Mal, muy mal se vislumbraba el panorama para las jugadoras del norte de África, porque además las galas dominaban todas las facetas del juego. Todas.
Punto sin retorno
A la vuelta, en el segundo acto, Marruecos compareció con más brío, con más aire. ¿Fue suficiente? No, en absoluto. Francia interpretaba muy bien su papel y no mostraba carencias de ningún tipo. Con media hora por delante el resultado continuaba siendo un muro infranqueable. Para disipar dudas y ahuyentar malos augurios de última hora el cuarto tanto subido al marcador. Nada cambió, la timidez de unas y la solvencia de otras continuaba vigente sobre el tapete.
No hubo más, la contundencia del luminoso no deja ningún resquicio. Francia saborea los cuartos, de nuevo, y se propone como candidata. Marruecos comienza a tomar conciencia de la gesta realizada. En el fondo… Australia espera.
FICHA TÉCNICA
Francia: Peyraud-Magnin, Renard, De Almeida, Karchaqui (Tounkara 91´), Perisset (Cascarino 81´), Toletti (Becho 64´), Geyoro, Bacha, Dali, Le Sommer (Feller 81´) y Diani (Asseyi 91´).
Seleccionador: Herve Renard
Marruecos: Er-Rmichi, Redouani, Benzina, El Chad, Ait El Haj, Nakkach (Kassi 64´), Chebbak, Tagnaout (Bouftini 64´), Ouzraqui, Jraidi y Lahmari (Ayane 64´).
Seleccionador: Reynald Pedros
Goles: 1-0 Diani (15′), 2-0 Dali (20′), 3-0 Le Sommer (23′), 4-0 Le Sommer (70′).
Árbitra: Tori Penso
Asistentes: Brooke Mayo y Mijensa Rensch
Cuarta árbitra: Anna-Marie Keighley
Tarjeta amarilla: Ait El Haj.
Estadio: Hindmarsh
Espectadores: 13557 personas
Jugadora del partido: Kadidiatou Diani
Autor: Emilio Mahugo
Fotografía: Equipe de France