El pasado jueves 30 de abril, la Federación Internacional de Fútbol Profesional (FIFPro) publicó el informe «Raising our game 2020», el cual contiene un diagnóstico de la situación actual del fútbol femenino profesional mundial. Este diagnóstico se basa en información brindada por las federaciones de los países que participaron en el Mundial de Fútbol Femenino Francia 2019 y de otros más (24 países en total). Asimismo, la FIFPro consideró los resultados de una encuesta realizada a 186 mujeres futbolistas de 18 países diferentes (59% de la UEFA); y documentos oficiales de la FIFA.
El informe, entre otros, analiza el crecimiento del valor económico del fútbol femenino profesional; describe las condiciones en que se viene desarrollando; y propone el establecimiento global de unos estándares laborales mínimos, como medida para garantizar el respeto de derechos básicos de las futbolistas, tanto como jugadoras como mujeres.
Respecto de las condiciones del fútbol femenino profesional descritos en el informe, la FIFPro deja claro que las necesidades de las jugadoras varían en función del nivel de profesionalización del fútbol femenino en su país, pero de igual modo, resalta unas condiciones generales de esta rama del deporte rey, que se podrían resumir en las siguientes:
- Las temporadas son relativamente cortas: Este hecho pone en riesgo el nivel competitivo de las jugadoras y también acarrea deficiencias financieras que las lleva a buscar contratos con otros clubes o demás, con el fin de compensar la falta de ingresos.
- Una futbolista suele jugar máximo 22 partidos por temporada: Esta cantidad es apenas suficiente para un desarrollo sostenido a nivel de un futbolista profesional, por lo cual, algunas jugadoras firman contratos con dos clubes con el fin de prolongar sus temporadas.
- Pocas ligas son totalmente profesionales: Como es el caso de Inglaterra. Hay distintos grados de profesionalismo entre clubes y entre ligas. En muchos casos, sólo un número selecto de jugadoras tiene el estatus de «profesional». Y muchas veces los clubes reciben financiamiento de las federaciones, pese a que un club con fútbol profesional tendría que tener la capacidad de autofinanciarse.
- Desequilibrio competitivo: Esto se nota tanto a nivel de selecciones como de los clubes que participan en una misma liga, lo cual perjudica el crecimiento y el desarrollo del deporte a largo plazo.
- Se necesita mejorar la coordinación de los calendarios internacionales de partidos: Una jugadora no tendría que verse obligada en decidir si jugar para su club o para su selección, porque tendría que ser compatible con previas coordinaciones de calendarios entre la FIFA y las federaciones regionales.
- Ventanas temporales sin competir: No es posible que jugadoras profesionales se pasen periodos grandes sin jugar, tanto a nivel de selección como de club, pues es imprescindible para su crecimiento competitivo. Se menciona el caso de la selección de Colombia, que estuvo sin jugar 700 días.
- A menudo falta una compensación económica, y si la hay, varía mucho entre los países: Muchas jugadoras profesionales no ganan lo suficiente como para ganarse la vida dignamente; no obstante, a nivel global, en los últimos 3 años se pudo advertir un aumento de los salarios; incluso en el 2019, Australia pudo conseguir la igualdad salarial para su selección masculina y femenil; del mismo modo que el club holandés AFC Ajax. Pese a eso, aún existe una gran brecha salarial en las mayoría de países, incluso si bien las jugadoras mejores pagadas (en su mayoría en Francia y USA) pueden llegar a ganar dentro del rango que un jugador hombre promedio puede esperar ganar; esto no es así si lo comparamos con un jugador de uno de los cinco equipos grandes, pues en ese caso, éste último puede ganar lo mismo que la jugadora mejor pagada o más, en sólo un mes. Todavía queda un camino largo por andar.
- El 3.6% de jugadoras señalaron que no recibieron ninguna compensación económica por jugar: Hecho inaceptable para quien compite en una Copa Mundial Femenina de la FIFA.
- El 17% de jugadoras indicó que no recibió ningún beneficio no dinerario de su club: Muchos clubes renuncian a su responsabilidad de remunerar a sus jugadoras por el hecho de que proporcionan otros beneficios como transporte, membresía de gimnasios, alimento, etc.; lo cual dista de ser lo propio de un jugador profesional.
- Los clubes no cuentan con personal suficientemente calificado: Esto va desde la falta de creatividad en el marketing y promoción que se advierte (que constituye unos de los desafíos de los clubes), pasando por la falta de una estrategia clara (como indicó el 78% de encuestadas), hasta la falta de recursos humanos como fisioterapeutas, médico de equipo, nutricionistas y entrenador asistente.
- Falta de una infraestructura adecuada: También se considera como uno de los desafíos; y no sólo se refiere a los estadios, sino a las mismas instalaciones de entrenamiento que se han encontrado deficientes. En Argentina, Brasil y Colombia, la jugadoras reciben instalaciones inadecuadas de alojamientos, transporte y entrenamiento, muy inferiores a sus contrapartes. En Colombia, se pudo verificar que 8 de sus 20 campos no eran aptos para un juego profesional, pues no eran seguros, o desiguales, o carecían de césped; incluso algunos no contaban con vestuarios ni duchas.
- Los premios de torneos internacionales y a nivel de ligas son bajos o no existen (nacionales): Esto en comparación con los premios de los torneos masculinos. En el caso de la Conmebol, los premios de los torneos de varones son hasta 240 veces mayor que el de los premios de los torneos de la rama femenil.
Todas estas condiciones son un reflejo de una lucha vigente contra estigmas sociales que dificultan el respeto de las jugadoras. La inestabilidad financiera que muchas veces se produce hace que algunas jugadores abandonen el juego prematuramente, es decir, antes de que alcancen su máximo potencial. Asimismo, las condiciones de las ligas con un nivel de profesionalización menor, son las que tienen más dificultades para optimizar el desarrollo de sus jugadoras y asegurar su rendimiento a nivel profesional.
La FIFPro es consciente de que para cumplir con un real estatus profesional se requiere inversión, de una estrategia, y de un compromiso a largo plazo; es el único camino, pues se necesitan más equipos de élite para poder elevar el nivel de juego en un país, y así marcar el comienzo de una nueva era con mejores condiciones para las jugadores.
Autora: Yuri Nakazaki
Fotomontaje: Liliana Viafara